Restaurante Bodega Los Oteros - Gusendos de los Oteros, León

Javier M.

La comida es abundante y muy rica. Es comida de pueblo de toda la vida, no vayas si quieres comida fitness.
La dueña es una señora de pueblo de toda la vida, no se anda con bromas. Y hace bien. Aunque si hablas un rato con ella es bien simpática y educada.

ainhoa F. A.

La comida deja mucho que desear y el servicio es pésimo, el precio muy elevado para lo que ofrecen. Pedimos pulpo (por llamarlo de alguna manera) una ensalada ( aliñada con aceite de girasol), mollejas (decentes) y rabo estofado. Además el trato a los clientes es totalmente desagradable. Una experiencia terrible, no lo recomiendo en absoluto.

José M. A.

El pulpo está buenísimo, de los mejores que he probado, el bacalao también muy bueno, y los postres caseros. El trato en nuestro caso fue muy cordial. Eso sí, estás dentro de una típica bodega subterránea en medio de los campos de León, no puedes esperar un trato y una atención gourmet, como en caso de algunas reseñas que leo 🤷🏼‍♂️. Mi balance fue bueno.

Conchi

Me ha encantado. Comida de calidad, abundante y bien hecha. La cocinera muy amable. Sitio para repetir.

Samuel M.

Ya era hora de comer de nuevo en la Bodega de Gusendos, fuimos un sábado por la tarde tres personas, pedimos una ración de rabo, otra de patas de cerdo y una ensalada, como siempre ofrece unos entrantes para "picar", embutido de calidad.
Las raciones muy abundantes y muy sabrosas. El precio barato para la cantidad y calidad.

David O.

Me sorprenden las críticas positivas que habíamos encontrado de este bar-bodega, tanto en Google como en TripAdvisor.
Lo cierto que tiene algunos platos muy buenos como el bacalao al ajo arriero, o los postres caseros, pero muchas cosas mejorables.
Para empezar el servicio, que brilla por su ausencia. Te ponen el chorizo en la mesa y te lo partes tú, literalmente.
El pulpo normalito por decir algo, y el vino de lo peor que he bebido por León en los últimos años.
Y si eres escrupuloso ni se te ocurra ir.
Una pena porque el bacalao está muy bueno y los postres caseros también. Pero lo que comimos y bebimos, y el servicio o falta de ello, no valen los 30€ que pagamos por persona ni de lejos.

Pachicidio

Típico bar de pueblo para comer hasta reventar. Hay que ir con reserva y con una mentalidad abierta. Tiene una gran bodega, pero por desgracia la tenia cerrada porque no tenia personal para atenderla. Concha, la dueña y cocinera majísima. Eramos 3. Cuando llegamos en la mesa ya nos estaban esperando los platos, los cubiertos, un cucharon para servirse lo que iba a venir. Una hogaza de kilo entera y una tabla con una ristra de salchichón, otra de chorizo y dos cuñas de queso. El chorizo picante brutal y el queso viejo también terriblemente bueno. Nos pusieron vino tinto, agua y gaseosa y los abridores en la mesa, self service total. Nos pedimos las mollejas de pollo guisadas (espectaculares), pimientos rellenos de queso (normalitos). La dueña nos trajo un cuarto de una tortilla de patata tamaño jumbo. La tortilla entera era mínimo de 2 docenas de huevos, de ahí para arriba. Buenisima. Luego el plato estrella, una olla de cecina de chivo entrecallada (sin palabras para describir lo buena que estaba). De postre una tarta helada para ayudar a la digestión y un cafelito. Todo por el módico precio de 22€ por persona. Nosotros pedimos el menú barato, que también incluía si llegabas a poder pedírtelo conejo guisado y lentejas. También tiene un menú por 28€ que incluía bacalao al ajo arriero y anchoas y el menú estrella por 40€, que incluye pulpo a la gallega. Solo hago dos recomendaciones para venir a este sitio, dejar los prejuicios en la puerta de entrada y haberse saltado mínimo las dos comidas anteriores.

Gon

Comida en cantidad, pero mala y cara para lo que ofrecen.

El servicio penoso, la propietaria dando voces sin sentido, tratando a su camarera, (con discapacidas física) de malas maneras, metiéndola prisa. A nosotros a voces para decirnos dónde teníamos que sentarnos y dejar libre las mesas para la partida de mus de los paisanos.

Comimos chorizo, salchichón y queso de entrante, a cortar por nosotros. Aquí te dan la tabla, el cuchillo y los menesteres, y tú te cortas, cantidad la que quieras.

Después comimos un trozo grande de tortilla, jugosa y bien hecha. Yo había pedido cecina y jamon, pero ni se acordaron.

Luego queso fresco de "cabra" (que no tenía sabor de ser de cabra) con aceitunas, y una lata de anchoas para servirnos nosotros mismos.

Y por último pulpo, el peor pulpo que he comido en mi vida. De cantidad sobraba pero no sabía a nada, desaborido.
Todavía un acompañante pidió un tupper para poder llevar a casa el pulpo que quedó. El tupper era una botella de plástico cortada a la mitad tapada con papel albal.
Yo no pedí postre pero mis acompañantes comieron una tarta helada normal, de las que puedes comprar en cualquier supermercado.

Conozco gente que ha salido contenta del lugar, sobretodo por las cantidades, pero yo no pienso volver y como veis, tampoco pienso recomendarlo.